domingo, 25 de noviembre de 2018
Un anfitrión en apuros recibe a líderes del G-20
El gobierno argentino iba a recibir a los líderes mundiales que conforman el G-20 con una economía relativamente estable que aventuraba 3,5% de crecimiento para 2018, en pleno cambio “gradualista”, y con el apoyo de la mayoría ratificado en las urnas parlamentarias, pero el anfitrión se vio afectado por una hecatombe cambiaria y financiera que transformó el panorama local técnicamente en recesión, cuyas cuentas son solventadas con desembolsos del FMI, y bajando en las encuestas para las presidenciales de 2019.
El G20 se convirtió para el gobierno de Mauricio Macri en “la frutilla del postre” que no fue. Así veía Cambiemos la localía del encuentro que convoca a poderosos jefes de Estado (para definir futuras inversiones), hasta que todo se tornó un problema en términos de presupuesto y de visibilidad.
Las cifras que arrojan los principales índices de cada país miembro, ponen en evidencia el problema de Argentina con la disparada inflacionaria que causó la devaluación del 100% de su moneda en pocos meses. Turquía, país emergente con similares “vulnerabilidades”, mantiene una inflación del 15% en un año por demás complicado para su moneda. El panorama es muy diferente en casi todo el resto de los países miembro.
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