A 37 años de la guerra, Crónica habló con hijos de ex combatientes que hoy opinan sobre lo que les tocó vivir a sus padres. "Nunca en la vida hay que sentir lástima por un héroe de Malvinas; al contrario, orgullo y amor", coinciden.
Combatieron hace 37 años, sobrevivieron, se convirtieron en padres, y hoy alguno de sus hijos ya pasaron la edad que ellos tenían cuando fueron a la guerra. Para muchos jóvenes el 2 de abril sólo puede representar un acto escolar o el párrafo de un libro que leyeron de su manual para la materia de historia. Pero para otros significó crecer junto al protagonista de esta historia, tienen miradas políticas sobre la guerra, otros participan de las actividades, y otros sienten la guerra en su propia piel. Ellos son los hijos de nuestros Héroes de Malvinas.
Vicente Diego Rivaldi nació en Misiones y se vino a Buenos Aires cuando era chico. Estuvo en el régimen 7 de la plata, Coronel Conde. Peleó en el Monte Longdon y Monte Dos Hermanas. Era quien manejaba el cañon.
Vicente Diego Rivaldi nació en Misiones y se vino a Buenos Aires cuando era chico. Estuvo en el régimen 7 de la plata, Coronel Conde. Peleó en el Monte Longdon y Monte Dos Hermanas. Era quien manejaba el cañon.
Su hijo, Elías Rivaldi, recordando la guerra que vivió su padre ya fallecido, asegura que "la guerra fue una locura, no había chances de ganar", ya que "la tecnología militar de Inglaterra era mejor, es mejor y seguro va a seguir siendo mejor que la nuestra".
Según su opinión, Malvinas "fue un movimiento de la dictadura por el malestar del pueblo y para unir al país", y remarcó que "los medios engañaron a la gente haciéndonos creer que se estaba ganando la guerra, con fotos de los soldados tocando la guitarra y cantando alrededor de una fogata, cuando en realidad se morían de frío, de hambre".
Sobre los recuerdos de su padre, Elias expresó que "tenía 11 años cuando mi papá falleció, pero recuerdo cuando me contó que tenían que robar ovejas para no morir de hambre". Y que "cuando se estaba por terminar la guerra lo capturaron y me contó que estuvo mejor tratado y cuidado siendo prisionero que con los propios soldados argentinos".

En cuanto a los daños que sufrió, aclaró que "él no tuvo ningún daño más allá de la psicológica, pero nunca recibió ayuda por ello". Por otro lado, "no fue hasta el gobierno de Kirchner que tuvo una compensación monetaria por ir a la guerra". Además, destacó que lo peor es que "socialmente eran vistos como locos. Cuando mi mamá empezó a salir con mi papá una amiga le dijo 'no salgas con éste porque fue a la guerra, está loquito'. Encima de ir a la guerra y dar todo los condenaron socialmente".
En cuanto a la lucha de hoy entre excombatientes y movilizados, cree que "la voluntad de ellos estuvo, pero no pusieron un pie en Malvinas, no es lo mismo".

Carlos Alberto López, estuvo en el regimiento 7 de infantería y peleó en Puerto Argentino y Puerto Darwin.
37 años después, Candela López, hija de Carlos piensa que la guerra "fue totalmente innecesaria y hasta 'caprichosa' en algún punto", ya que "se decidió pelear por un territorio que en su momento no representaba nada para Argentina debido a que no se le sacaba provecho". Además asegura que "no hubo un entrenamiento previo o preparación. Los mandaron como si nada".
Sin embargo, asegura que esta fecha la vive de manera "bastante normal, debido a que mi papá lo vive como un día más". Enfatizando en este punto, Candela considera que "es extraño conmemorar ese día porque no es algo lindo lo que se recuerda, se perdió", pero "creo que está bien que el recuerdo de esta fecha haga sentir orgullosos a otros excombatientes".

Fernando Suárez, se formó en el regimiento 7 de La Plata de infantería mecanizada, y peleó en Mooby Brook, Monte Longdon y Wireless Ridge.
Si bien el papá de Juliana no habla mucho sobre la guerra con ella, la joven de 19 años siempre se preocupó por informarse y entender la historia de nuestro país que definió parte de la vida de su padre. "Creo que esta guerra fue totalmente absurda, no pudo haber sido evitada desde el pueblo porque teníamos a un gobierno con muchas ganas y ansias de quedarse y creó esta guerra con esa intención. Le salió mal y no le quedó otra que irse porque el pueblo no aguantó, si hubiera ganado la guerra se hubiera mantenido fácil diez años más", comenta Suárez.
Y agrega: "Mi papá no habla mucho sobre el tema, siempre me cuenta cuando tiene ganas. Nunca fui una hija que le pregunte permanentemente. Siempre opté de ir por el lado de 'cuando me quiere contar, me cuenta', por eso me dedico más a informarme e investigar".
Si bien el papá de Juliana no habla mucho sobre la guerra con ella, la joven de 19 años siempre se preocupó por informarse y entender la historia de nuestro país que definió parte de la vida de su padre. "Creo que esta guerra fue totalmente absurda, no pudo haber sido evitada desde el pueblo porque teníamos a un gobierno con muchas ganas y ansias de quedarse y creó esta guerra con esa intención. Le salió mal y no le quedó otra que irse porque el pueblo no aguantó, si hubiera ganado la guerra se hubiera mantenido fácil diez años más", comenta Suárez.
Y agrega: "Mi papá no habla mucho sobre el tema, siempre me cuenta cuando tiene ganas. Nunca fui una hija que le pregunte permanentemente. Siempre opté de ir por el lado de 'cuando me quiere contar, me cuenta', por eso me dedico más a informarme e investigar".
Cuando escucha a su héroe rememorar los tiempos de guerra, para Juliana es inevitable encontrarse con muchos sentimientos especiales. "Siento emoción y tristeza, me impacta saber que mi papá a los 19 años estaba en la guerra, la misma edad que hoy tengo yo. Algunas veces me quejo de cosas insólitas, cuando mi papá se estaba muriendo de frío y de hambre. Es una paradoja que siempre me planteo. Ponerme en la piel de él, me parece medio hipócrita. Es imposible ponerte en el lugar de un ex combatiente, que pasó por todo lo que pasó. Siempre se me ponen los ojos llorosos".
Para ella el 2 de abril "representa un orgullo nacional para todo el pueblo pero tristeza para mí por ser hija de una persona que fue obligada a vivir el infierno en persona".

Horacio Miguel Grela fue parte del regimiento 3 de infantería, en la Conpañia C y era apuntador del cañón de 90 mm.
Participó de la batalla de Monte William y Sapper Hill la que fue para él "la más terrible porque dejó cinco muertos y 80 heridos. Ellos fueron los últimos en retirarse junto a infantería marina", cuenta Rocío Aquino junto a su hermana Aylén Aquino, hijas del ex combatiente.

Muchos chicos de hoy habrán asistido a homenajes o estudiaron en la escuela como un dato histórico más lo que fue la Guerra de Malvinas. Pero para estas dos hermanas de Lanús, la historia estaba dentro de sus casas y su opinión sobre la guerra es más que clara.
"Tengo muchas opiniones de lo que fue la Guerra de Malvinas. Con respecto a la experiencia de mi papá, pienso que a los héroes no hay que tenerles lástima. Si bien es verdad que los enviaron sin ropa, sin armamento ni experiencia, mi papá nunca resaltó eso sino lo que ellos hicieron, no lo poco que tenían para hacerlo. Es importante que se sepa el valor que tuvieron. El amor por este país es enorme. Es muy difícil explicarlo con palabras. Nunca en la vida hay que sentir lástima por un héroe de Malvinas; al contrario, orgullo y amor".
"Tengo muchas opiniones de lo que fue la Guerra de Malvinas. Con respecto a la experiencia de mi papá, pienso que a los héroes no hay que tenerles lástima. Si bien es verdad que los enviaron sin ropa, sin armamento ni experiencia, mi papá nunca resaltó eso sino lo que ellos hicieron, no lo poco que tenían para hacerlo. Es importante que se sepa el valor que tuvieron. El amor por este país es enorme. Es muy difícil explicarlo con palabras. Nunca en la vida hay que sentir lástima por un héroe de Malvinas; al contrario, orgullo y amor".
Y agrega: "Lo único que trae la guerra es muerte, no soluciona nada. Es muerte, desgracia, tristeza y es lo peor que le puede pasar a un país como también la posguerra".
Cada 2 de abril recordamos a quienes lucharon por nuestro país pero esto deberíamos tenerlo presente todos los días, porque fueron quienes dejaron sus vidas por nuestra soberanía. Sobre esta fecha Rocío cuenta que tanto ella como su hermana, sólo festejan poder despertar y tener a su papá en casa. "Nosotras cada 2 de abril decidimos no festejar que es el día del ex combatiente ni del caído, sino festejar que mi papá está vivo. Es lo único importante ahora. Yo lo tengo a mi papá, mi hermana tiene a mi papá, mi mamá lo tiene, lo tenemos y eso es lo que festejamos. Por otro lado te puedo contar que es muy dificil cada 2 de abril, cada año que pasa, es verlo triste y preocupado porque tiene miedo al olvido. Hay años que quiere festejar, ir a los actos, y otros que quiere quedarse en casa porque está triste".
Cada 2 de abril recordamos a quienes lucharon por nuestro país pero esto deberíamos tenerlo presente todos los días, porque fueron quienes dejaron sus vidas por nuestra soberanía. Sobre esta fecha Rocío cuenta que tanto ella como su hermana, sólo festejan poder despertar y tener a su papá en casa. "Nosotras cada 2 de abril decidimos no festejar que es el día del ex combatiente ni del caído, sino festejar que mi papá está vivo. Es lo único importante ahora. Yo lo tengo a mi papá, mi hermana tiene a mi papá, mi mamá lo tiene, lo tenemos y eso es lo que festejamos. Por otro lado te puedo contar que es muy dificil cada 2 de abril, cada año que pasa, es verlo triste y preocupado porque tiene miedo al olvido. Hay años que quiere festejar, ir a los actos, y otros que quiere quedarse en casa porque está triste".

Y agrega: "Creo que es feo sentir para él que su país lo olvida, es triste pensar que cada vez hay menos ex combatientes, porque pasan los años, y cada vez hay menos actos. Cada vez se le da menos importancia a este día. Desde lo que es un acto en un colegio hasta un acto con un presidente. No nos podemos olvidar de lo que pasó, no lo merecen y tenemos que seguir luchando por la soberanía en las islas. Es difícil celebrar una fecha tan triste".
Con respecto a las veces que su papá recuerda la lucha, ellas sienten principalmente orgullo: "Siento emoción y con cada uno de sus relatos se me eriza la piel, siento un cosquilleo en la panza y te dan ganas de abrazarlo y llorar. Por otro lado uno siente algo de impotencia, ¿Cómo hago para ayudarlos hoy para que no se sientan olvidados? Desde el lugar de hija lo acompaño y lo hago todos los años: mantener el fuego de Malvinas. Mi hermana y yo lo acompañamos siempre. Me siento feliz de tenerlo", cierra Rochi con un nudo en la garganta.
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