sábado, 1 de diciembre de 2018

"Esto pruébelo usted", la advertencia de la seguridad al dueño de La Cabrera

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salam, degustó cortes de carnes de una reconocida parrilla porteña, que su propio dueño tuvo que probar antes de acercarlos a la mesa de su comitiva debido a los rigurosos protocolos de seguridad en el marco de la cumbre del G20, que el heredero de la corona pudo aprovechar para limpiar su imagen con importantes reuniones y fotografías con los principales líderes. "Me sacaron el teléfono y me metieron dentro de la cocina. No pude saludar ni ver (al príncipe heredero). Tenía dos o tres personas mirando lo que hacía y cada plato que salía lo probaban y lo etiquetaban", contó hoy a radio Mitre Gastón Riveira, dueño de La Cabrera, contratado para servir comida al heredero al trono de Arabia Saudita. No fueron sólo uno o dos, sino varios los líderes internacionales que pidieron a los organizadores del G20 poder controlar el proceso de cocción de los alimentos que se ofrecerían en la cumbre en la Ciudad de Buenos Aires. El temor a comida adulterada es llamativo, pero también lógico, según explicaron los organizadores. Sin embargo, los requerimientos de la seguridad del prínicipe heredero, acusado del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul el pasado 2 de octubre, puede resultar intimidante. "Las intrigas sangrientas en la Casa de Saud no tienen nada que envidiar a la serie Game of Thrones", escribió David Ignatius en The Washington Post. Y agregó: "La lucha por el poder dentro de la familia real saudí ayudó a alimentar la paranoia y la temeridad del príncipe heredero Mohammed bin Salman", afirmó. Esa paranoia no iba a quedar en la vereda de La Cabrera. Riveira relató que él mismo tuvo que probar uno de los cortes que estaba preparando, cuando tras ofrecerlo a uno de los hombres que seguían atentamente su trabajo, recibió como respuesta: "no, éste prúebelo usted". "A medida que los iba fileteando, me daban indicaciones en inglés y los probaban los catadores", dijo Riveira, que preparó bife de chorizo y ojo de bife, entre otros cortes. "Los primeros cortes los mandé jugosos, pero me pidieron la carne más pasada", dijo Riveira, y agregó que para el postre tuvo que mandar a buscar al restaurante del barrio porteño de Palermo panqueques con dulce de leche. Mohamed bin Salam, cuestionado internacionalmente por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y por la guerra en Yemen, logró reuniones y fotografías con los más importantes jefes de estado de la cumbre en Buenos Aires. Los principales líderes mundiales, por su parte, le dieron la bienvenida evitando aislarlo en este viaje, el primero que realiza desde que el periodista del Washington Post fue asesinado en el consulado de Estambul. Al príncipe, de 33 años, se lo vio en plena conversación con el presidente Donald Trump y con su hija Ivanka, y estrechó manos con el mandatario francés Emmanuel Macron.

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