miércoles, 19 de diciembre de 2018

La mano de Charly Amud detrás de un manejo irregular con los contratos de concesión en Mogotes

Una carrera ascendente de la mano de Manino Iriart Carlos Enrique Amud, de 38 años, comenzó a codearse con el mundo de la política mientras trabajaba como mozo en una reconocida cadena de cafeterías, por donde pasa parte de la rosca marplatense. Al poco tiempo recae en el Centro de Estudios para el Fortalecimiento a las Iniciativas Locales (CEFIL), fundado por Rodolfo Iriart en 2003. En una carrera meteórica, Carlos Amud llegó a la administración de Punta Mogotes a fines de 2013, cuando fue designado por Gustavo Pulti en representación de la Municipalidad. En julio de 2016 escaló y mediante el decreto provincial 1.100 fue designado como representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de Administración. Hoy cumple el cargo de Administrador General. Quienes lo conocen dicen que su principal capital es ser un excelente brazo ejecutor de las decisiones del diputado Iriart. “No tiene vuelo propio, no es un armador, ni se destacada por su inteligencia en términos políticos. Es simplemente un súbdito de Manino”, destacan desde el seno de Mogotes. Una licitación parada La licitación de los Paradores de Playa se iba a realizar el 18 de abril de este año bajo lo dispuesto en la Resolución Administrativa n°011/2018 de la Administración de Punta Mogotes, pero sobre la hora se echó atrás. ¿Qué ocurrió? En el transcurso, la Asesoría de Accesibilidad de la Subsecretaría de Turismo del Ministerio de la Producción indicó que el Pliego de Bases y Condiciones no cumplía “con los parámetros de accesibilidad y sustentabilidad necesarios conforme la normativa legal vigente en términos de accesibilidad y discapacidad en los ámbitos turísticos”, por lo que sugirió revisarlos antes de proseguir con el proceso licitatorio. Gracias a esta resolución, dos días antes de la fecha pautada para la licitación, el 16 de abril, “Charly” Amud resolvió la anulación del llamado a licitación, dispuesto en el Acta N°871. Allí el Consejo de Administración se comprometió a “la modificación del Pliego”, algo que nunca ocurrió. Al igual que con la falta de prórroga en los contratos de las UTF, el manejo de quién puede quedar o no, es una buena oportunidad para que se realicen trámites poco transparentes para la habilitación o continuidad de las concesionarias.

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