AQUEL EXTRAÑO ORGASMO
Por León De La Vid
Por León De La Vid
Cenizas de amor que surcan mares y atraviesan el océano,
para llegar a tu playa, en la cresta de esa ola convexa
que, con pasión, bañan tu cuerpo desnudo,
penetrando en la concavidad de sus curvas,
para luego acariciarlo en el oleaje,
que las devuelve a la mar,
y volver con la fuerza
de ese amor desencontrado,
entre un hombre y una mujer,
que jamás pudieron saber,
que el uno había nacido para el otro.
para llegar a tu playa, en la cresta de esa ola convexa
que, con pasión, bañan tu cuerpo desnudo,
penetrando en la concavidad de sus curvas,
para luego acariciarlo en el oleaje,
que las devuelve a la mar,
y volver con la fuerza
de ese amor desencontrado,
entre un hombre y una mujer,
que jamás pudieron saber,
que el uno había nacido para el otro.
Tampoco supieron,
que allende los mares,
se hallaba esa pieza esencial,
que nunca ensambló en sendas vidas,
dejando en el uno y en el otro,
la sensación de un inextricable vacío.
que allende los mares,
se hallaba esa pieza esencial,
que nunca ensambló en sendas vidas,
dejando en el uno y en el otro,
la sensación de un inextricable vacío.
Quizás jamás sepas, mujer
que en cada ola que baña tu cuerpo desnudo,
y en cada oleaje que al partir acaricia tu piel,
dejándote la extraña sensación de un orgasmo,
vuelven a la vida, las cenizas de tu hombre,
ese que, aunque jamás llegó a conocerte,
pudo presentirte, allende los mares,
aquel día,
en que sus cenizas partieron…
para hacerte el amor
y compartir contigo
aquel extraño orgasmo.
que en cada ola que baña tu cuerpo desnudo,
y en cada oleaje que al partir acaricia tu piel,
dejándote la extraña sensación de un orgasmo,
vuelven a la vida, las cenizas de tu hombre,
ese que, aunque jamás llegó a conocerte,
pudo presentirte, allende los mares,
aquel día,
en que sus cenizas partieron…
para hacerte el amor
y compartir contigo
aquel extraño orgasmo.
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