Nuevamente
se festejó en el centro de la Ciudad de Buenos Aires un 25 de Mayo nuevamente
lo tendría que ser fervor y unidad, se convirtió en un acto colmado de odio y
pasado.
Ella los
miro desde lo alto como Dios debe hacer con sus hijos, se estremeció ante el griterío
de la horda de fanáticos e irresponsables. Si a la bandera y a la Patria toda,
le causo dolor escuchar el pasado y verse embarrada entre trapos rojos y olor a
choripán.
Nuevamente
vio desde el cielo a una muchedumbre gritar su odio y su furia, nuevamente fue
de testigo al despropósito. Unos de los pocos países del mundo que no respetan
a sus símbolos, uno de los pocos pueblos que insultan a sus instituciones.
Y la bandera
lloro sobre la maza en el marco de la violencia y la poca estima por ser digna,
los que marcharon al frente de estos personajes solo eran delincuentes comunes
y estafadores. Gente sin escrúpulos y sin moral y seguro que en su interior
imaginaban la biblia junto al calefón. Los pueblos continuaran y ellos serán dueños
de su muerte lenta plagada de culpas.
Desde el
pulpito y lejos de la gente común estarán ellos, si los representantes de ese
Dios que cada día se encuentra cada vez más lejos de la gente común. Fue el
cumpleaños de la Patria, de la cual fueron responsables hombres de bien que
murieron en la pobreza absoluta y regaron de sangre esta tierra, sin saber que
este estiércol nacería sobre ella.
Hemos utilizado
un sistema electoral que nos permite emitir el voto y el que gane Gobierna y el
que pierde acompaña, hemos elegido la libertad para convivir en ella y no para
violarla en pro de intereses bastardos y personales.
Creo que ha
llegado el momento de pedirle perdón al país, él no tiene la culpa de albergar
a esta clase de dirigentes corruptos, delincuentes y ladrones. Nuevamente
fueron trasladados sus fieles al igual que el ganado que fue al matadero, para danzar
como monos de circo para acompañar a esta familia de delincuentes K que nos
robaron el futuro.
Y La Bandera
trémula lloro ante la falta de esperanza y futuro, en más de cincuenta años nos
robaron la dignidad, crearon literatura barata en los colegios, persiguieron a
los opositores y dictaron catedra de equidad con “mis queridos cabecitas”,
frase de la autora fallecida Eva Perón y que fue guía certera de amor hacia sus
soldados.
Encarcelaron
opositores y firmaron la ley de aniquilamiento
del aparato subversivo, para luego echarles toda la responsabilidad a los
militares, a esos que siempre denostaron y se burlaron.
Y la bandera
lloro toda la tarde y seguirá haciéndolo mientras continúe viéndolos despreciar
a la vida y ser dueños del odio.
Santiago L
Demaria
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