Algunos investigadores ponen todo en duda. Otros descreen en gran parte, dado que consideran que las pruebas resultan circunstanciales, poco sustentables, y que las pinturas rupestres, las innumerables piedras talladas o trabajadas, con formas inexplicables pero que muchas veces tenían formas de construcciones, parecieron dejar mensajes bien fundamentados. Claro que la gran duda persiste. ¿Todas esas manifestaciones fueron de los primeros seres humanos que, desde que fueron evolucionando en la Tierra, dejaron marcas bien nítidas, descriptivas, indelebles.
En cambio, muchos otros arqueólogos y estudiosos de estos temas no están para nada de acuerdo con dichas posturas. Si bien son menos, esos afirman sin temor a ruborizarse que la historia, tal como la cuentan los manuales tradicionales, no revela toda la verdad. Porque en la teoría que manejan estos otros especialistas, muchas de esas manifestaciones que son pruebas de algo concreto, están directamente relacionadas con civilizaciones extraterrestres que visitaron -y muy probablemente poblaron- este suelo. Porque han dejado varias pruebas de eso. Como el descubrimiento de rocas que fueron halladas en el Valle de Frigia, en territorio de Turquía, que tienen 14 millones de años de antigüedad, fueron “transitadas” por profundas huellas, aunque no tienen ningún tipo de explicación científica que las relacione con humanos.
Serían de hace 14 millones de años.
Investigación rusa
El doctor Alexander Koltypin aseguró que las huellas que han podido observar en sus recientes investigaciones en suelo turco, sobre unas formaciones rocosas y que se estimó tienen una antigüedad de más de 14 millones de años, tienen surcos que fueron dejados por vehículos gigantes que dichos alienígenas utilizaban para desplazarse. El investigador ruso, graduado de la Universidad Estatal de San Petersburgo y director del Centro de Investigación de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Moscú, descartó que esas profundas marcas fueran erosionadas por alguna cuestión naturaleza, hasta llegar a la forma actual.
Koltypin sugiere que las misteriosas formas en la superficie demuestran que no pudieron ser creadas por procesos geológicos naturales, y sí abona la teoría de que las crearon artificialmente ciertos vehículos extremadamente pesados. Para ello se basó en la profundidad de las marcas que muestran que tales vehículos eran de un tamaño y peso mucho mayor a los actuales. El investigador llegó a dicha conclusión tras visitar la región del norte de Turquía para visualizar las extrañas rocas, que poseen grandes hondonadas o surcos petrificados, que pueden ser depósitos de tobáceas rocosas, o bien depósitos de cenizas volcánicas compactadas.
No tiene dudas
A decir del geólogo ruso, esos surcos no pudieron haber sido hechos por algún tipo de vehículo creado y/o conducido por seres humanos, en principio porque la irrupción de la humanidad aún no existía hace más de 14 millones de años, y por ende no tenían algún tipo de transporte o aparato cuando se formaron los surcos de piedra turcos. También destacó que la datación de las huellas es muy precisa, debido a la metrología científica que utilizó en sus estudios para calcular la edad de las rocas a partir de un sistema totalmente confiable.
Por eso mismo, el investigador ruso ha pateado el tablero al insistir que esos surcos en la roca dejan a las claras que son evidencias de antiguos vehículos de alguna civilización extraterrestre, que a su vez proporcionan pruebas definitivas de antiguas civilizaciones en el planeta, totalmente desconocida para la ciencia actual.
El geólogo y también astrólogo además dijo que parte de la evidencia de que los surcos son las “marcas de las ruedas de grandes vehículos” viene del hecho de que la distancia entre los surcos es constante y comparable con la distancia entre las ruedas de los automóviles actuales. Y graficó que las vio demasiado profundas, hasta un metro, imposible para haber sido creadas por autos modernos.
¿Cambió su forma de pensar?
Quizá cambiando de bando, Koltypin salió a patear el tablero y acusar a gran parte de la comunidad científica y arqueológica actual de no considerar como muy probables las presencias de otras civilizaciones que habitaron la Tierra, muy probablemente venida de otros mundos y que poseía una muy avanzada tecnología, con la que se habrían movido en el Valle de Frigia.
Un debate que no se dilucida
Para especialistas de la talla del experimentado investigador suizo Erich von Däniken, los miles de vestigios hallados en diferentes sitios del planeta sugieren que, hace miles de años, alguna civilización extraterrestre -de las varias que existen- aterrizó e hizo contacto. Entonces, aquellos hombres primitivos, desconocedores de muchísimas cosas, terminaron por venerar como dioses a los alienígenas. Por eso, esos seres de otros mundos se permitieron ayudar a esa incipiente sociedad de hombres y mujeres mucho más primitivos que no conocían de qué les hablaban, y que veneraban abiertamente.
En cambio, quienes sostienen que dicha teoría es simplemente fantasiosa o irreal, indican que los seres humanos y sólo ellos fueron quienes dejaron vestigios de su crecimiento. Eso sí, aunque esta teoría refuerza mucho ese pensamiento, a partir de cuestiones directamente cercanas a las religiones. Pero los teóricos abonados al pensamiento de Von Däniken tienen sobrados fundamentos como para ser tenidos muy en cuenta. Es que, si se consideran las diferentes manifestaciones, son capaces de probar muchas más cosas que los relatos religiosos. Pruebas les sobran, empezando por las enormes dudas que generan las pirámides egipcias o americanas, enormes construcciones que resultan muy complejas para haber sido construidas con los elementos existentes en la antigüedad.