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viernes, 23 de agosto de 2019

Amazonas: Peligra acuerdo entre UE-Mercosur con duras críticas a Bolsonaro

El mundo observa azorado lo que sucede en Amazonas, una sensación de incertidumbre que el mismo mandatario brasileño se encarga de potenciar a diario. Las garantías de que Jair Bolsonaro haga frente a la catástrofe son casi tan endebles como el futuro del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que se desvanece en la nube de humo que recorre Perú, Bolivia y se extiende a lo largo del hemisferio. Las llamas se expanden por la selva amazónica con una velocidad récord por el territorio brasileño, afectando también a sus países vecinos. Ni el diluvio universal ni las profecías bíblicas son la respuesta a los desastres ocurridos en la reserva forestal más grande del mundo. Tampoco las ONGs, las comunidades originarias ni los granjeros, señalados por el militar retirado como los artífices de la catástrofe. Hace tiempo que Brasil no sufría incendios de tal magnitud en la selva amazónica. Eso no quiere decir que no haya sido arrasada antes ya por la mano del hombre y, particularmente, la explotación voraz con “mentalidad extractivista” existente, según lo definió el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam). Los incendios no dan tregua, pero tampoco lo hacen la Unión Europea, las Naciones Unidas ni el G7 que, lejos de caer en los frágiles argumentos, apuntan sus cañones contra Jair Bolsonaro y lo responsabilizan por no cumplir con los acuerdos climáticos. img_fmartinez_20190821-191526_imagenes_lv_otras_agencias_sct-lam1105-kise-jqrmkj2k7rpef6jh-992x558lavanguardia-web ¿Se desmorona el acuerdo UE-Mercosur? Las primeras objeciones llegaron con las desafortunadas declaraciones del presidente Jair Bolsonaro luego de culpar a ONGs ambientalistas por los incendios, sin fundamento alguno. Todo esto en medio de las negociaciones de lo que fuera un acuerdo comercial histórico entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea, que generó enormes expectativas para los gobiernos latinoamericanos que apostaron fuertemente al convenio. En este sentido, a través de un comunicado de presidencia el mandatario francés acusó a Bolsonaro de “mentir” en la cumbre del G20 en Osaka en cuanto a su compromiso en materia de cambio climático y cuidado del medio ambiente. “En esas condiciones, Francia se opone al acuerdo Mercosur (con la UE) en el estado actual”, subraya el documento que empieza a juntar adeptos en el bloque europeo. Por su parte, Irlanda también se sumó a los cuestionamientos a través de su primer ministro, Leo Varadkar, que señaló que su país “no votará a favor del acuerdo de la UE con Mercosur si Brasil no cumple con sus obligaciones medioambientales” a la vez que se mostró preocupado porque “se han registrado niveles récord de destrucción por incendios en la selva amazónica”. Ambos comunicados responden a la actitud de Bolsonaro por eludir los cuestionamientos europeos, a los que calificó de “mentalidad colonialista” tras la propuesta de Macron por extender el debate al bloque del G7. A través de su twitter y mediante la escuela reaccionaria de Donald Trump, el mandatario sentenció: “la sugerencia del presidente francés de que los temas amazónicos se discutan en el G7 sin la participación de los países de la región evoca una mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI”. A la tormenta de críticas se sumaron Alemania y Noruega, quienes anunciaron el congelamiento de contribuciones del “Fondo Amazonas” tasado en la suma de casi 65 millones de euros. En cambio, en lugar de ceder ante las presiones, Bolsonaro avivó el fuego alejándose de cualquier camino diplomático y lanzó duras acusaciones a Alemania y Noruega por el recorte de esos recursos, además de rechazar los intentos de ayuda expresados por países de occidente. Asimismo, las Naciones Unidas no se mantuvieron exentas del desastre natural y aumentaron su presión a Bolsonaro. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó a través de redes sociales que “en medio de la crisis climática global, no podemos permitirnos dañar más una de nuestras fuentes de oxígeno y biodiversidad” y expresó su “preocupación” al respecto. Es evidente que a Bolsonaro le gusta jugar con fuego y pondrá reparos a la lluvia de críticas provenientes de Europa frente a un desastre natural que empieza a afectar a sus países vecinos. En este marco, la posición cada vez más endurecida del mandatario brasileño no hace más que cerrar puertas, tanto a nivel local como a escala regional. Más de 20 años fue lo que costó consolidar un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur -independientemente de los juicios de valor sobre las cláusulas del mismo- y parece hacerse humo a la velocidad de las declaraciones del líder del PSL. Mientras tanto, la frágil empalizada bolsonarista busca esquivar cuestionamientos a toda costa y redireccionarlos hacia grupos ambientalistas, un argumento que se cayó a pedazos sin si quiera haber tomado impulso.

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