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miércoles, 21 de agosto de 2019

La imagen que alcanzó categoría de viral estaba acompañada por una frase: “Acá el ‘villero’ con el que no me siento en el tren” El lunes 5 de agosto a las 19.10 Lautaro Guzmán se tomó el tren de la línea Roca ramal Alejandro Korn en la estación de Longchamps. En la localidad de Adrogué se subió una mujer acompañada por una nena de, aproximadamente, diez años. El vagón no estaba desbordado ni vacío. La niña se sentó en el único asiento disponible, al lado de Lautaro. Lo que pasó, instante después, lo cuenta él: "Ella estaba chocha porque había encontrado un asiento vacío, pero la señora la agarró la mano y se la llevó. 'Vení para acá -le dijo-, ¿cómo te vas a sentar con ese villero?'. No me lo olvido más". Lo escuchó con nitidez. Pero le restó importancia, no le contestó, se puso los auriculares y siguió viaje, sentado solo. A las ocho de la noche tenía que estar ingresando a su puesto laboral: es enfermero, trabaja hace un año en el área de Unidad Coronaria de la Clínica Avellaneda, a cinco cuadras de la estación. Cuando llegó, le comentó lo sucedido a su compañera. La indignación de ella despertó su repudio. La condena popular le activó un sentimiento de repulsión. A las seis de la mañana del martes, salió de trabajar. Llevaba puesto un ambo verde porque no dispone de tiempo para cambiarse: si se pierde el tren de las 6:10, tiene que esperar mucho. Recreó el itinerario de siempre: tren hasta Longchamps, colectivo 515 desde la estación, caminar una cuadra y llegar a su casa para desayunar con Marta, su mamá. Recién ahí recuperó los datos de su celular y pudo publicar su respuesta en las redes sociales: "La gente va por la vida juzgando por las apariencias. Acá el 'villero' con el que no me siento en el tren. Señora, ojalá nunca necesite de mí, porque para su fortuna la voy a ayudar traiga la ropa que traiga". Lautaro dijo que lo puso "por poner" y que ni siquiera pensó lo que había escrito. La publicación se viralizó: 78 mil veces compartido en Facebook y otros miles en Instagram. "Ese día no dormí. Me empezaron a llegar mensajes y felicitaciones por todos lados. Me pareció una locura todo lo que pasó", confesó en diálogo con Infobae. Lautaro Guzmán tiene 22 años y se recibió de enfermero profesional en 2017. Hace un año trabaja en el área de Unidad Coronaria de la Clínica Avellaneda: ingresa a las ocho de la noche y se retira a las seis de la mañana Lautaro Guzmán tiene 22 años y se recibió de enfermero profesional en 2017. Hace un año trabaja en el área de Unidad Coronaria de la Clínica Avellaneda: ingresa a las ocho de la noche y se retira a las seis de la mañana La potencia del mensaje estaba reforzada por una imagen. A su compañera le había pedido que le sacara dos fotos: una con la vestimenta con la que había llegado, otra con su ambo de trabajo. Sus zapatillas deportivas son lo único que se repiten en un collage de contraste. La gorra, la campera del Barcelona, el estereotipo "villero" que había confundido a la pasajera, solo era su ropa. "Siempre voy a trabajar así, es más cómodo", dijo. "Al principio no le di mucha importancia -narró Lautaro-. No me pareció nada grave, era solo el comentario de una señora equivocada. Después me puse a pensar un poco en el prejuicio. Sentí un poco de bronca cuando llegué a mi trabajo y me cambié la ropa. Se terminó enterando todo el mundo, desde los médicos hasta el director de mi clínica. Y me apoyaron porque saben quién soy".

Dos operarios de un buque pesquero que se hallaba amarrado en el puerto sufrieron heridas tras una explosión de las baterías y debieron ser atendidos en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). El hecho ocurrió cerca del mediodía de este miércoles en en el muelle 10 de la Escollera Sur, cuando por un desperfecto se produjo el incidente mencionado el barco “Fiesta”, de color amarillo. Dos de los trabajadores que se encontraban en la embarcación sufrieron lesiones de leve consideración pero de igual modo fueron trasladados al nosocomio local, donde recibieron las curaciones necesarias. Luego, abandonaron el establecimiento, ya que los especialistas coincidieron en que no era necesaria su internación. Si bien no trascendió la causa de la explosión en las baterías del buque, LA CAPITAL pudo saber que en el lugar del hecho trabajaron los bomberos de la Prefectura Naval Argentina, y que el inconveniente fue resuelto rápidamente. De cualquier manera, trascendió que cuando se produjo el incidente hubo temor ante posibles peores consecuencias sobre el barco, que fue botado en 1991.

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